viernes, 20 de julio de 2018

Capítulo 13: EN PLENA EXPANSIÓN (25)

5- Misioneros y colonos (6)

¿Qué balance para los pueblos de Africa? 

La pregunta de fondo es: ¿En qué fueron beneficiosas esas relaciones Estados/Misión, a veces cordiales y conflictivas, para los países que veían arribaar -casi juntos- ese mundo de ocupantes, tanto misioneros como colonialistas, de diversos lugares?

Ya se sabe que por criba han pasado los gobernantes -más aún desde las descolonizaciones- con algunos comportamientos por intereses nacionales más que por respetar el bien de las poblaciones  sus derechos más elementales. Es evidente que los colonizadores se instalaron con frecuencia en los territorios de Africa, como países conquistados sin preocuparse primero de sostenerlos en su evolución hacia la modernidad. 
Entonces se puede comprender que para los africanos, "la colonización sigue siendo un mal". "Nadie puede seriamente sostener que colonizar es humanizar, como si, antes de la colonización, el colonizado no era "humano", leemos en una obra reciente (1) y ¿cómo no comprender ese punto de vista? 

Pero tal vez estamos "todavía muy próximos del gran movimiento de descolonización para poder juzgar con equidad la colonización"...¿No habría que reconocer que esa "fue una modalidad histórica del encuentro entre los pueblos y las culturas?"...(2) 
Sin extraviarse en la controversia o volver a examinar lo bueno o lo mal fundado de esos comportamientos del pasado, lo que interesa aquí es situar, en su verdadero lugar, el esfuerzo de un Agustín Planque y sus maneras de actuar a través de las corrientes que marcaron los comienzos de lo que se denomina hoy, las relaciones Norte-Sur. 
Con demasiadoa frecuencia, éstas se limitaron en el pasado, a una política de integración en todos los dominios.

No negaremos -y el Padre Planque no escapa por entero al reproche- que los misioneros no evitaron el riesgo de someter las poblaciones que encontraban a las costumbres de sus propios países, así como a los ritos y liturgia del mundo católico  romano y buscar a menudo a "hacer prosélitos", más que a proponer su fe y a testimoniarla con su propia vida. No obstante, en la acción del Superior de las Misiones Africanas, y en las directivas que da a los Padres y a las Hermanas, cierto número de elementos se inscriben contra los juicios demasiado negativos. 
En primer lugar, sabemos que siente por los africanos - y eso, desde el momento en que el Padre Borghero llegó a Dahomey- gran interés y benevolencia, y hasta una especie de atención paternal, la del "Anciano" que ayuda a las generaciones jóvenes a administrar su vida. Sus "valientes Negros", como los llama con frecuencia, según las palabras de la época, se convirtieron en sus hijos. 
"Estamos allí para ellos", repite a todos.

Entonces, ¿se trata primero de civilizar o de evangelizar? 
No parece que Agustín Planque se haya interrogado sobre esos dos momentos de una misma acción, de la cual espera primero, en nombre de Cristo, que sea liberadora. Quiere -y envía a sus misioneros con ese fin- convertir a la gente a la Palabra de Dios, y no a la religión de los colonizadores.

Por otra parte, en el dominio de la fe y de las maneras de vivir, el europeo en Africa, no da siempre el mejor ejemplo, y a menudo plantea a los misioneros, más problemas que sostén, ofreciendo el espectáculo de sus costumbres ligeras, de su egoísmo y de su dejarse estar.
¿Acaso el Padre no temió siempre el contacto de los niños y de las familias africanas con los europeos de la costa, cuyas costumbres no son siempre ejemplares? Aconseja alejarse de ellos: "Cuando más lejos se establezcan de esos lugares de vicios de los europeos o de los americanos, más los frutos de sus trabajos estarán protegidos de la corrupción" (3).
Y si los Hermanos deben manternerse "en paz con los agentes de comercio" u otros funcionarios, que se cuiden de "toda familiaridad o de una gran amistad con ellos".
Menos aún, deben intervenir en los asuntos comerciales o servir de intermediarios. Que muestren gran prudencia para no crear situaciones ambiguas. Se comprende la ventaja importante para la misión, de alejarse de la costa, avanzando hacia el interior al encuentro de la verdadera Africa. Agustín Planque retoma en otros términos, el consejo de Libermann: "Si quiere ser ´Negro con Negros´, despójese de Europa, de sus costumbres y de su espíritu." (4)



  1. Expresiones tomadas de Francisco Kabalase-Lumbala, "Le christianisme et l´Afrique, une chance réciproque", Edit. Karthala, 1993, pág. 40.
  2. Cf. "Misión y colonización, un problema ambiguo", reportaje del Sr. René Rémond, en el cuadro de la preparación en Planeta-Misión 1994, Archivos de las Hermanas N.S.A., revista "France-Horizon", n° 56, pág. 7. 
  3. Carta de Planque, al Consejo de la Infancia Misionera en París, 15/2/1863, y otras muchas cartas...
  4. Cf." Noirs dans le regards des Blancs", op. cit. en n° 116, pág. 382.

miércoles, 18 de julio de 2018

Capítulo 13: EN PLENA EXPANSIÓN (24)

5- Misioneros y colonos (5)

Diferencias...Divergencias...(2)

Nuevos enfrentamientos se producen cuado se prepara la fundación de Porto Novo. "Las dificultades que no esperábamos, precisamente Francia las produce..." (1)
Mientras que las intrigas inglesas frenan el desembarco del material necesario, son los oficiales de marina, con el Sr. Idelot a la cabeza, quienes sostienen que, como ese territorio está bajo el protectorado francés, la jurisdicción corresponde al Sr. Bessieux y a los Padres del Espíritu Santo. Pero la Santa Sede confió esa parte de la costa (2) a Las Misiones Africanas.
La preferencia del gobierno se explica por el hecho que "en Porto Novo se querría un clero colonial". "Tenemos en misión, un genovés y un español, responde el Padre Planque, pero no nos faltan franceses, aún si muchos ya están muertos". 
También "combatirá paso a paso, todas las objeciones que le presenten": porque "el Padre Borghero no es más inglés, italiano o portugués que francés, es un misionero que busca propagar el Evangelio y nada más". "Esos valientes fraceses se equivocan, escribirá, cuando se imaginan que nuestra misión debe hacer obra nacional francesa." (3)

Con igual determinación rechaza dejarse encerrar en la cuestión del idioma. Como en Wydah, en Porto Novo, hay que enseñar en portugués - al menos durante un cierto tiempo.
¿Se va a emplear el francés, que los niños no comprenden, con el peligro de verlos desertar de la escuela y privarse así de poder enseñarles el catecismo? El Superior lo aclara con el Ministro:" Sería importante que nuestros comandantes en Porto Novo, comprendan que una población no cambia de golpe sus costumbres y su idioma..." (4)
Y las consignas que da a los Padres, se resume bien en esas palabras dirigidas al Padre Noché: "Hagan lo que puedan para ser agradables al comandante, pero no tomen ningún compromiso absoluto con respecto al idioma francés. Si ese idioma fuese dominante  en Porto Novo, facilitaría mucho la tarea de los misioneros. Pero antes de buscar nuestro agrado, y el de Francia, recordemos que somos agentes de la Propagación de la Fe Católica..." (5)

También su costumbre de hablar francamente, lo lleva más adelante, a cuestionar la manera en que el gobierno parece animar el "mahometismo". "Varios gobernadores ven en el establecimiento de los musulmanes, un medio de conducir los pueblos a la civilización. Es un error. No es un progreso ni un bien para Africa...", afirma; "y quizás presente una apariencia de verdad, pero en realidad, al sostenerlo, se abre una puerta a la esclavitud para muchas mujeres, con todos los procedimientos consecutivos de repudios y cambios. Por lo tanto, no se tendrán verdaderas familias." (6) Y más grave aún, "se perderá la esperanza de llevar el Evangelio y la conversión cristiana a los países de Africa".

Otros acontecimientos lo condujeron a tomar una actitud de oposición tan radical. Se recuerda, por ejemplo, que en el momento de la ocupación del seminario, en 1871, o en los años 1880, cuando se manifiesta la hostilidad a las Congregaciones, Agustín Planque, dice entonces, muy fuerte su descontento, y reivindica las medidas de justicia a las que tiene derecho. A partir de 1901, en el período difícil que en Francia terminará con la separación de la iglesia y del Estado, empleará firmeza y ahínco, pero también verdadera diplomacia para hacer intervenir a favor de su obra a aquellos senadores y otros oficiales que siguen estando a favor de las misiones.



  1. Carta de Planque el Cardenal Barnabo, 24/1/1864.
  2. Carta de Planque al ministro de marina, 16/12/1863. Cf. también sobre la fundación de Porto Novo: carta de Planque al Padre Borghero, 18/5/1863; al Cardenal Barnabo, 2/8/1863; al Padre Régis, 31/7/1863.
  3. Carta de Planque al Padre Lafitte, 20/12/1863 y 18/1/1864; al ministro de marina, 16/12/1863; al Padre Noché, 20/12/1863. 
  4. Carta de Planque al ministro de marina, 7/6/1864. Cf. también, 16/12/1863.
  5. Carta de Planque al Padre Noché, 19/5/1864.
  6. Carta de Planque al Sr. Chabat, al Liceo de Auch, 20/10/1900.

sábado, 14 de julio de 2018

Capítulo 13: EN PLENA EXPANSIÓN (23)

5- Misioneros y colonos (4)

Diferencias...Divergencias...(1)
Tales palabras y gestiones pueden sorprender en éste Superior de naturaleza francamente independiente, el menos interesado en ligarse a los intereses de una potencia protectora. Que se entienda: si muchos aspectos -no omisibles sin duda, y muy lamentables- han acercado a los evangelizadores a sus respectivos gobiernos (1), hay uno que crea entre ellos, una distancia esencial, en cierto modo, fundamental, la que no permite asimilar la misión y la colonización, o de acercar, aún menos, confundir, sus objetivos: La Misión es respuesta a un llamado de Cristo, mientras que lo otro se fijó como fin u na expansión y una dominación territorial. 

Las intenciones primeras son las que permanecen irreductibles unas con otras. El verdadero misionero, no tiene nada de un colono, o incluso, de un Cruzado conquistador.
Cuando Monseñor De Brésillac, a su regreso de India, habla de su sueño de "partir directo a lo apostólico", a cualquier lugar del mundo donde Cristo no es aún conocido; cuando Planque abandona Arras para seguir "el proyecto que madura desde hace muchos años" (2), no desean dotarse en esos nuevos países de un poder, ni siquiera eclesial, aliándose a las potencias temporales. Mientras que el colonizador busca primero, extenderse y dominar, el misionero tiene la única ambición de "salir, según el sentido bíblico de la palabra (3), para anunciar a Dios, e incluso, si a veces se equivocó en sus maneras de actuar, nunca perdió de vista o subestimó el sentido de su partida. 
La diferencia así establecida, podría corregir apreciaciones demasiado apresuradas.

Por otra parte, no se tardará en remarcar que el Padre Planque-que continúa solicitando ayuda a los poderosos de este mundo- tomará cada vez más distancia de ellos, afirmando tan a menudo como fuera necesario, la originalidad del andar misionero y las exigencias de una tarea para la cual, reivindica respeto y libertad. Si a veces, el fin apostólico que perseguía pudo justificar a sus ojos los medios de los cuales se servía, honestamente, hay que reconocer que siempre supo guardar el control de aquellos que empleaba. 

Iniciadas fácilmente, y en forma bien amistosa, sus relaciones con Francia no permanecerán estables por mucho tiempo. Uno de los primeros choques se producirá en Wydah, donde el Padre Borghero es maltratado por los habitantes al haber rechazado el pago de una multa (probablemente a los fetichistas), lo que habría considerado una concesión a la idolatría. Pero los oficiales lo censuraron y temen las consecuencias de ese gesto. El Padre Planque va a París para apoyar a sus Misioneros y lo hace enérgicamente:"Somos agentes de la Propagación Catolica o del gobierno? En consecuencia, que nos dejen hacer nuestro trabajo de misioneros y aplicar los medios para alcanzar nuestro fin!" (4).





  1. Las relaciones del Padre Planque, también fueron frecuentes con los gobiernos extranjeros, aunque bastante conflictivas, como por ejemplo, con España, Portugal, Gran Bretaña...
  2. Ver en 2a. Parte, Capítulo 4, y en 1a. Parte, Capítulo 3.
  3. Toda misión "es salida", siguiendo a Cristo, salido El mismo del seno de su Padre Dios, para encarnarse en el mundo...
  4. E esos términos, el Padre Planque, hace conocer su entrevista a los Hermanos, 20/12/1863.