En el verano siguiente, Monseñor Giraud, recientemente nombrado cardenal, recibió la birreta de manos del rey Luis Felipe (1) y al reinicio académico de 1847, en Cambrai, hace una entrada que podemos calificar de triunfal, para ser entronizado con su nuevo título. Siempre preocupado por la renovación espiritual de su diócesis y de todo aquello que pudiera favorecer el culto y la oración, el nuevo cardenal tiene no obstante un lugar de primer plano en la vida política y social del país cuando los acontecimientos toman un carácter grave en los años 1847-1848. Después de Monseñor Belmas que se había pronunciado contra la sed desmedida de riquezas y contra una civilización que convierte a los hombres en otras máquinas, Monseñor Giraud en distintas instrucciones denuncia el abuso del trabajo excesivo que oprime hasta a las mujeres y los niños y "todas las formas de explotación del hombre por el hombre". "La religión, dice, no transige con la trata de los Blancos como no transige con la de los Negros." (2)
Ese prelado ardiente, comprometido, profundamente sensible ante la miseria material, la desocupación, la pobreza creciente ¿podría no acoger con cierta esperanza en cambio de régimen que sobreviene en Francia con la Revolución de 1848? Pide a sus sacerdotes que adhieran a la República (3) y reconozcan al nuevo poder. El mismo participa en el desfile oficial y saluda al Árbol de la Libertad plantado en el atrio de la catedral, recordando con palabras muy fuertes la dimensión evangélica de las ideas de fraternidad, de libertad y de igualdad. (4)
1- Desde el Concordato, los nombramientos a los cargos episcopales se hacen según acuerdo entre la Santa Sede y el Estado francés.
2- Ver la Carta pastoral del Cardenal Giraud en la cuaresma de 1845. Histoire des Diocèses de France, op. cit., p. 233. Si bien los prelados que tomaron posiciòn en cuestiones sociales de la època fueron poco numerosos, sin embargo hay que nombrar al C. de Bonald en Lyon, y al C. de Croÿ en Rouen.
3- Se trata de la II Repùblica-Instaurada en Francia el 25/02/1848, que durò hasta el 02/12/1852- Se verà còmo la adhesiòn a la repùblica serà difìcil de conseguir en 1890, a pesar de los esfuerzos del papa Leòn XIII y del C. Lavigerie.
4- Plantar èstos àrboles, sìmbolos a la vez del acontecimiento y de las libertades reconquistadas era una costumbre que databa de 1789 y se habìa renovado en 1848. ¿Quièn enseñò a los hombres a celebrar las palabras de libertad, de igualdad y de fraternidad? habìa exclamado el obispo. (cf. notas Douau, documentos Planque)
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