2. Desacuerdos
Desgraciadamente otros puntos oscuros continuarán
ensombreciendo el horizonte. Mientras que el Padre Courdioux, en Porto-Novo, se
muestra muy satisfecho de la colaboración de las Hermanas[1],
no sucede lo mismo en Lagos donde la armonía con el P. Cloud deja que desear.
Este, bastante autoritario, quizás más bien cortante, carece de expresión y de
delicadeza en las relaciones cotidianas y el estilo de algunas de sus cartas le
merece incluso un llamado al orden del Superior. “Deploré profundamente la
forma de la carta que dirigió a la Madre Bonaventure. Es necesario siempre
conservar una gran moderación en las expresiones y esa regla no es observada en
su carta”[2].
¿Se desmoronará poco a poco la cordialidad de los
primeros días? Se siente acá y allá en toda la correspondencia. Así, el P.
Planque se asombra que las hermanas no hablen todavía el portugués... o también
que una de ellas pueda ser enviada de Lagos a Porto-Novo sin que él mismo sea
informado. Y el tono comienza a subir cuando exige de la Madre Bonaventure el
restablecimiento nítido y claro del acuerdo relativo al destino de las Hermanas[3].
De hecho, el verdadero
motivo de la escisión que se prepara hay que buscarlo en esa total ambigüedad
que marcó los primeros contactos entre el Superior y la Congregación. En el
entusiasmo de un acuerdo que se cerró - demasiado rápido - sobre la Misión, no
se sintió la necesidad de precisar las atribuciones y sobre todo los derechos
de cada una de las partes. Nada fue fijado para determinar como se arreglarían
entre ellas los problemas de jurisdicción respecto a todas las cuestiones relativas a la vida de las personas en
África, a su destino, a su cambio, etc. Pero el verdadero desacuerdo es más
serio todavía. El Padre, que piensa sólo en su obra, considera verdaderamente
como suyas las religiosas que han optado por el Dahomey. Por su lado, Madre
Bonaventure teme que surja una rama aparte en su Congregación. A lo sumo, desea
poner a disposición de las Misiones Africanas, algunas de sus Hermanas que
prefieren ese tipo de apostolado lejano. Por consiguiente las perspectivas no
son muy concordantes... y hasta ese momento no se había tomado suficiente
conciencia de ello.
[1] En Les Soeurs de Notre Dame des Apôtres, Georges Goyau, p.27 (Archivos
NDA)
[2] Carta de Planque al Consejo central de la
Propagación de la Fe, 25.3.1869.
[3] Según el informe del P. Courdioux y
de la Hermana Bonaventure al C. Caverot, 1878. Ver más adelante, cap.10.
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