2- Desacuerdos (2).
Además, al terminar la guerra de 1870 y, sin ninguna
duda a pedido del P. Planque, el noviciado de Couzon fue transferido a
Montplaisir, un barrio de Lyon próximo al Seminario[1],
y en ese cambio está el origen de los disgustos que siguieron. El P. Planque se
encuentra como en su casa en Montplaisir donde se forman algunas futuras
misioneras, y es innegable de que tuvo incluso una influencia real sobre
ciertos miembros de esta casa, en particular sobre la Maestra de las novicias y
sobre muchas otras. Se está pues en plena confusión. Algunas jóvenes entran al
noviciado para pertenecer a la congregación de Couzon, otras para ir al África.
Este doble modo de “reclutamiento” y de pertenencia es la fuente de
malentendidos. Tal vez en ese momento fuera necesario concordar los puntos de
vista... Pero la Superiora general de ese tiempo, Madre Saint-Jacques, y el P.
Planque - como personas que se comprenden y tienen confianza en el porvenir -
¡no lo creen necesario!
Todo cambia cuando Madre Bonaventure regresa de África
y desea retomar la formación de las novicias, incluso de las futuras
misioneras, volviendo a una cierta unidad de mira entre todas, alrededor de la
orientación franciscana de la Congregación. No se trata de buscar otra base de
entendimiento... Una vez conseguida la elección de Madre Bonaventure en el
cargo de Superiora general - lo que temía fuertemente el Padre Planque cuyas
relaciones con la precedente habían sido siempre excelentes - la tensión no
podía más que agravarse. Entre estas dos personalidades igualmente fuertes,
igualmente convencidas de sus derechos en asunto de autoridad y apegadas a sus
propios objetivos, como también a las leyes de la Iglesia, no había más dialogo
posible. Y ni el arbitraje del Sr. Pagnon, vicario general de Lyon y superior
eclesiástico de las Franciscanas, ni la comprensión del párroco de Saint-Louis,
el Sr. Chapuis, amigo del P. Planque, tenían posibilidad de lograrlo.
Por consiguiente[2]
se separaron. El final del año 1875, doloroso para todas las personas
involucradas, no trajo más que irritación y decepción como lo testimonian los
intercambios de correspondencia. Según la decisión del Sr. Pagnon que quería
así regularizar la situación, se convino que las Hermanas que, encontrándose en
África, deseaban continuar su vida de misión, permanecerían religiosas de
Saint-François y podrían unirse a la comunidad
de Belleville. “Se les dejó plena libertad en ese propósito como también
de regresar a Francia. Tienen sólo que decir lo que desean y es cosa hecha”[3].
Serán siete las que se
queden en el lugar, siete cuya acción será por consiguiente siempre tan
beneficiosa y fecunda que se convertirán en las “primogénitas” de la futura
Congregación. No debemos sospechar que el P. Planque haya, en ese momento,
ejercido alguna presión o haya cometido faltas de delicadeza en la circulación
de la correspondencia que va al África. Todo, en su carácter, su rectitud, la
manera honesta y franca como trató siempre sus asuntos, aparta semejante idea.
Pero testimoniarán también eso, si fuera necesario, las cartas que dicen
claramente la libertad dejada a las Hermanas de elegir su camino: “Si alguna de
ustedes prefiere quedar unida a Couzon, regresará a Francia cuando hayamos
podido reemplazarla”[4].
Así las hermanas de Lagos, de Porto-Novo, y uno de los Superiores, el Sr. Poirier fueron
prevenidos de la nueva situación y de las posibilidades ofrecidas a cada una.
El Sr. Cloud lo fue igualmente, pero quizás no demostró la misma reserva que su
Superior y alentó a las Hermanas a quedarse en misión... En cuanto al P.
Planque, debió prevenir al Sr. Pagnon que “toda religiosa que saliese
irregularmente de Couzon o de Montplaisir no lo haría por su consejo y no
encontraría su apoyo”[5].
Así terminó “esta humilde y muy humana historia...
pero de sufrimiento fecundo” hasta tal punto es verdad que Dios nunca es
confundido por las líneas quebradas que traza la sucesión de nuestros fracasos
y de nuestros nuevos comienzos. De esos frutos de pena “nacerá un nuevo Instituto
para el África”. Y las hermanas Franciscanas de la Propagación de la Fe - que
todavía hoy son las Mayores de la familia de NDA - “conservan como una preciosa
joya de familia la gracia y el orgullo de las primeras siembras”[6]...
siguiendo enteramente su ruta, la de un nuevo servicio y de un hermoso
apostolado.
[1] L. Pl. al Sr. Pagnon, 25.8.1875.-
Notamos también esta frase a la Hna. Marthe, el 29.10.1875: “Me ha sorprendido
su gestión acerca de la Hna. Hélène... Mejor que nadie, sabe cuanto respeto la
libertad de cada una...”
[2] Estas últimas líneas son tomadas
del libro Je te donnerai les nations en
héritage, op. cit. p.83.
[3] Era un edificio modesto, situado en
la calle de las Thuiliers n° 9, de la parroquia Saint-Maurice-de-Montplaisir,
en Lyon.
[4] Carta de Planque a Devernoille, 21.10.1875.
[6] Distintas cartas del Padre Planque del
19.10.1875.- A las Hermanas de Lagos, 16.2.1876: “Ustedes me dicen que
consultan al Sr. Pagnon que determinación tomar... Creo que les dejará en plena
libertad”.
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