1- EL SUCESOR (2)
Pero el verdadero motivo que lo empuja a comprometerse es aún más persona: la Sociedad vivirá porque Brésillac se la ha confiado. Durante los días terribles que acaban de pasar, debió recordar a menudo las palabras que el Fundador le había dirigido el 1° de enero precedente. "Si el mar y sus escollos quisieran que ese año fuese el último, usted estaría allí para evitar el naufragio de la Misión..." (*1)
Agustín se siente comprometido por ésta palabra más que por una promesa formal. No se cuestiona el camino a seguir, pues está a la vista. Y su respuesta coincide con su carácter. Sin ostentación, ni comentarios inútiles está allí, pronto para trabajar y continuar.
Sin el recuerdo de esas palabras de Brésillac, o se comprendería en absoluto lo que constituyó la pesada trama de la vida del padre Planque. Ni la voluntad tenaz con la cual quiere hacer arraigar la Sociedad en Africa, ni su valentía para superar oposiciones y calumnias que no le faltarán. Poco importa i éstas tratan de desfigurar el verdadero rostro de su lealtad y de su desinterés y si lo hacen sufrir. El sabrá rechazar todos los ataques, con energía a veces, sin detenerse nunca. (*2)
En ese verano de 1859, apostó su vida a lo que parecía un contrato de fidelidad entre Brésillac y él, ya a la alianza que ambos hicieron con la Misión y, más arriba aún, con el Espíritu que lo envió donde era necesario sembrar. "El dedo de Dios está allí", le gustará repetir a menudo.
En esos primeros días de duelo y de separación, Dios está presente, no puede dudarlo, y el segundo llamado que Agustín recibe es más exigente aún que el de la primera vocación. Durante más de un medio siglo será su honor- y muchas veces suduro tormento-servir a la Sociedad que ama hasta el punto de entregarse a ella en cuerpo y alma y haber merecido el nombre de Co-Fundafor.
En la dura realidad de las responsabilidades cotidianas que le esperan, y cuán materiales a menudo- pensemos tan sólo en las calles de Lyon, en las escaleras interminables que deberá subir para sus colectas-ese término no posee nada de un título honorífico. ¿Menos aún osaríamos decir que fue usurpado!.. El Papa Pío XI no se equivocaba cuando, con motivo del centenariodel nacimiento de Agustín Planque, escribía a los Padres de las Misiones Africanas: "por sus méritos sobresalientes, es con todo derecho considerado por ustedes como el segundo Fundador de suSociedad." (*3)
Nadie en esa época, le disputa la herencia. Antes bien, le aconsejarían renunciar a ella. El Cardenal Bonald, arzobispo de Lyon, está entre los primeros que lo pone en guardia contra la continuación temeraria, a su juicio, de una obra reducida a la nada. Pero cuando llega la aprobación de Roma, da su acuerdo: "Siga adelante si temor, le escribirá al Padre Planque; usted está en la vía del Señor." (*4)
*1- "Documents mission et fondation", pag. 244. Cf. El informe de 1885, citado en el n° 12: "Mi obra vivirá mientras haya una voluntad para sostenerla, y Usted será esa voluntad",había dicho Brésillac a Planque antes de partir.
*2- "Un grand Africain", de Cristiani, pag 71.
*3- Carta del Papa Pío Xi al Padre Chabert, Superior General de las Misiones Africanas. Ver también la carta del C. Gotti, Prefecto de la Propaganda Fide, a Monseñor Pellet, con motivo de la muerte del Padre Planque en la cual es reconocido como Co-Fundador.
*4- Informe de 1885. El Cardenal de Bonald desconfiaba en el momento de la fundación de la Sociedad: "Mi obra no parece agradarle, no podremos contar con su protección", había dicho Brésillac. Un poco después, sin embargo, podía comprobar que "¡El Arzobispo empezaba a interesarse!", cf. Journal 1856-1859, pág 37 y 42.
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