1- EL ENCUENTRO (2)
Comparado con el obispo de fuerte personalidad, amante de la acción y dotado de sorprendente vitalidad, Agustín aparece como un contraste, reservado, sobrio de palabras y de gestos. Inventivo y eficaz en todo lo que emprende, el joven profesor conserva sin embargo en toda su persona un toque de seriedad y de formalidad que no le permite exteriorizar sus sentimientos. A primera vista, parece no haber nada en común entre ese descendiente de una aristocracia de raza como lo es Marion de Brésillac, de gran desenvoltura y gran facilidad de contacto, habituado a toda clase de relaciones, a las discusiones y a los enfrentamientos, y el Padre Planque que es un campesino. Sencillo y modesto, Agustín pertenece al antiguo campesinado francés que, como hemos visto, es rico en tradiciones y del que ha heredado otro tipo de nobleza profunda asó como el respeto de los valores que dan grandeza y dignidad al hombre.
Así, más allá de todo lo que parecería separarlos, captamos ya los rasgos que unirán profundamente a los dos hombres. Ambos poseen por su ascendencia la rectitud y la generosidad de corazón que constituyen el fundamento de un compromiso verdadero. En circunstancias distintas sin duda, pero con un mismo entusiasmo, dieron prueba de su voluntad y tenacidad que parecería obstinación si no apuntara a servir un interés que los supera.
Comparado con el obispo de fuerte personalidad, amante de la acción y dotado de sorprendente vitalidad, Agustín aparece como un contraste, reservado, sobrio de palabras y de gestos. Inventivo y eficaz en todo lo que emprende, el joven profesor conserva sin embargo en toda su persona un toque de seriedad y de formalidad que no le permite exteriorizar sus sentimientos. A primera vista, parece no haber nada en común entre ese descendiente de una aristocracia de raza como lo es Marion de Brésillac, de gran desenvoltura y gran facilidad de contacto, habituado a toda clase de relaciones, a las discusiones y a los enfrentamientos, y el Padre Planque que es un campesino. Sencillo y modesto, Agustín pertenece al antiguo campesinado francés que, como hemos visto, es rico en tradiciones y del que ha heredado otro tipo de nobleza profunda asó como el respeto de los valores que dan grandeza y dignidad al hombre.
Así, más allá de todo lo que parecería separarlos, captamos ya los rasgos que unirán profundamente a los dos hombres. Ambos poseen por su ascendencia la rectitud y la generosidad de corazón que constituyen el fundamento de un compromiso verdadero. En circunstancias distintas sin duda, pero con un mismo entusiasmo, dieron prueba de su voluntad y tenacidad que parecería obstinación si no apuntara a servir un interés que los supera.
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