domingo, 16 de noviembre de 2014

DOS HOMBRES...UNA MISION (6)

3- FREE-TOWN (1)

Un camino de paciencia, una vía equivocada, luego el fracaso y la muerte, esas pocas palabras podrían resumir la epopeya africana de Monseñor Marion de Brésillac que se termina trágicamente en el verano de 1859.
 
Tres años antes, cuando presentó su candidatura para una misión en Africa, en Lyon ya se soñaba con  el Dahomey. Las autoridades romanas decidirán otra cosa. Pero habrá que esperar casi un año para conocer el cambio y la designación oficial que nombra a Brésillac como vicario apostólico de Sierra Leona. Fue seguramente un duro golpe que alcanzó a todo el grupo, como un mal presagio para la continuación de su empresa. Pero -así como el obispo asegura a Roma- "él mismo y sus asociados se impregnaron del espíritu que animará siempre a su Sociedad, adoptando pura y simplemente los puntos de vista de la Propaganda Fide" y "han depuesto inmediatamente su interés por el Dahomey" (*1)
 
Sin duda esta valiente resolución vivida con obediencia ejemplar, no tuvo el entusiasmo y la alegría que hubiesen llevado los futuros misioneros hacia el Dahomey. Sin embargo en el Seminario, ya se ha superado la decepción. Los Padres se lanzaron con entusiasmo a los preparativos para que, al terminar la estación de las lluvias en la Costa Africana, todo estuviese arreglado para la partida. Estamos en octubre de 1858.
El 27, el obispo acompaña hasta Marsella a los tres misioneros que parten, y va hasta alta mar "sintiendo mucha pena al verles alejarse sin él." (*2)
 
Desde Free-Town, donde llegaron dos meses después, los viajeros manifiestan una gran esperanza. El señor Reymond se siente feliz y hasta conquistado por el país, sin temor excesivo por el clima. A partir de entonces el obispo no puede quedarse quieto en su lugar...y ¿quién podría retenerlo? Sin duda la partida de sus hijos actuó como un disparador. Se despertó en él un ardiente deseo de reanudar su vida anterior, volver a ser enseguida lo que nunca dejó de ser a pesar de la ruptura con la India: un misionero de vanguardia en el terreno, que se mantiene siempre en primera fila. A partir de allí proyecta ir a Sierra Leona sin tardanza y explorar el territorio.
 
 
*1- Carta de Brésillac al cardenal Barnabo, 25/9/1857
 
*2- "Mis hijos partieron y yo me quedo", palabras del obispo escuchadas por un testigo de la escena, relatada por Le Gallen, Vida de Brésillac, p. 540.

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