1- EN ESPAÑA (4)
Las largas cartas del padre Planque, por más amistosa y persuasivas que sean, no pueden impedir que la tensión aumente entre él y el padre Papetart. De hecho, éste último se dejó tomar por el juego de los aspirantes, tanto más fácilmente que éstos no quieren otro Superior que no sea él. Por ese motivo, durante el invierno de 1863-1864, aconseja al Padre Planque para que renuncie a su proyecto de viaje a Andalucía "porque su presencia heriría la susceptibilidad nacional." (*1) Este último está sorprendido y apenado pues siempre tuvo confianza con su colaborador que estima como indicado para estrechar los lazos entre las dos casas (*2). Pero deja manifestar una duda y se pregunta si el Padre Papetart cumple aún sus Promesas como miembro de la Sociedad Misiones Africanas. En algunas cartas, no vacila en desaprobarlo. (*3)
El malentendido se agravará cuando el Padre Borghero llega. Más bien hostil, se ha dicho, a la escuela de Puerto y al desarraigo que acarra a sus niños, no tiene muchos deseo de sostener la acción de Papetart ni el nacionalismo de sus estudiantes. Sin embargo, encontrará rápidamente razones para reconocerse en su lenguaje y unirse a sus reivindicaciones. Pues, por su lado, Borghero sabe que su condición de italiano le ha costado, desde hace cuatro años, ciertas desconfianzas provenientes de algunos oficiales franceses y de alusiones sin benevolencia surgidas también de ciertos Hermanos. (*4). Pero si presta oído a las ideas de independencia nacional, estará más atento aún a las decepciones del Padre Papetart, pues son las suyas, en sus relaciones con el Padre Planque.
Afrontados a las dificultades cotidianas, los dos hombres se encuentra, al menos momentáneamente, en conflicto con el que es su jefe y a quien atribuyen la falta de experiencia en el terreno y ponen en tela de juicio el derecho, que sin embargo tiene, de arbitrar en todos los conflictos.
Se comprende como consecuencia que el encuentro de Puerto no tuvo éxito para levantar los ánimos, pues cada uno agregaba al peso de sus problemas el del malestar de los otros. Y el Padre Planque lo entiende muy bien. lamenta profundamente no haber podido juntarse con ellos como lo deseaba: "no contaba, escribe a los de España, con los duros golpes del Padre Borghero, que los desalentaba." (*5)
Sin embargo, del lado del Padre Papetart, las cosas no demorarán en arreglarse y el Superior de Puerto vuelve a encontrar motivo para vivir en medio de sus veinticuatro "negritos" (*6). Después del traslado de la escuela será libre otra vez para retomar sus giras de colecta en favor de las misiones. Cuando se abre la casa de Niza, que él mismo contribuyó a pagar, se convierte en el primer responsable de la misma. Muere en Niza, en el año 1877, quien fue, según la opinión del Padre Planque, "un gran obrero de la primera hora en la Sociedad y que mereció que sus Hermanos guarden de él un gran recuerdo." (*7)
*1- Carta de Planque a Papetart, 17/5/1864 y al cardenal Barnabo, 26/5/1864.
*2- Carta de Planque a Papetart citada en *1-
*3- Carta de Planque a Papetart, 20/8/1863. El Superior o aprueba algunas ideas de su Consejero que molestan a la unión: "Hemos caminado juntos pero no con el mismo paso."
*4- Carta del Padre Borghero al Cardenal Barnabo, 12/8/1865: "Necesitamos un Superior de misión que sea francés."
*5- Carta de Planque a Papetart, 22/8/1865.
*6- Carta de Planque a Barnabo, 7/10/1865. La palabra "negritos" no es peyorativa, sino más bien paternal.
*7- Relativo a Papetart, cf. carta de Planque al Padre Durieu, 15/5/1877; al Padre Gaudeul, 20/5/1877, y al Padre Moreau, 20/5/1877.
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