2- ¿VICARIATO APOSTÓLICO? (2)
En principio, y a la espera d e"instrucciones más amplias", el Padre acepta. Sin embargo señala que le será difícil, viviendo en Dahomey, asegurar sus funciones en el seminario cuya dirección exige una presencia casi continua y cree que su deber es dimitir por ese lado. (*1)
Sería sin contar con el Cardenal Barnabo, que no lo entiende así. Enojado de la decisión tomada por sus colegas de la Propagación de la Fe, sobre quienes no ha podido tener tanto peso y autoridad como lo hubiera deseado, no puede admitir que las misiones Africanas pasen a otras manos que no sean las del Padre Planque: el verdadero sucesor de Brésillac. Ahora bien, dos razones continúan oponiéndose para que parta al África: su presencia considerada indispensable en Lyon, y el temor, que permaneció siempre vivo en Barnabo, de ver reaparecer el drama de Free-Town.
El Cardenal Prefecto piensa en retomar todo el expediente concerniente al Padre Planque con los miembros de la Congregación romana, par encontrar una solución mejor y Barnabo, él mismo, no ve más que una a la que está fuertemente adherido: es que el Padre Planque se convierta en obispo en nombre de su función de Superior general, no como Vicario Apostólico de Dahomey. la misión puede conformarse con u Pro-vicario, peor la Sociedad necesita verdaderamente un obispos con las capacidades del padre Planque tan a menudo atacado y demostrarle la estima y la confianza que merece. la idea de Barnabo era sabia y podía convenir a todos.
En ese momento llega a Francia la derrota de 1870 con todas las complicaciones que ella arrastra. Es necesario por consiguiente detener el proceso en curso y el Padre Planque regresa a los asuntos urgentes que conciernen a la vida del seminario: la expulsión de los aspirantes y la dispersión consecutiva al extranjero.
Cuando dieciocho meses después, el orden vuelve, el Superior recién ha salido de los disgustos que la Sociedad acaba de vivir en Argelia. Si embargo, retornado a Roma para insistir sobre el expediente abierto por Monseñor Lavigerie, cree el momento favorable de replantear la cuestión del episcopado. (*2) No obstante, si en ese lapso la confianza de Barnabo permaneció intacta, la de los otros Cardenales se encontró más bien quebrantada por el hecho que parece haber llegado mal al medio romano el fracaso de las Misiones Africanas en África del norte. Una nueva reunión de la Curia hace que se mantenga la decisión anterior. (*3)
El Padre Planque, entonces, habla claramente con monseñor Jacobini, Secretario de la Propagación de la Fe, y que lo apoya con su amistad- como lo ha hecho en Roma con el Cardenal Prefecto (*4). Comienza por recordar que "si ha venido a Lyon era con la intención de partir al África" (*5). Pero los acontecimientos en los cuales ha creído leer la voluntad de Dios han decidido de otro modo, como también la prudencia del cardenal Barnabo, siempre opuesto a que haga una estadía prolongada en África. Ahora queda convencido que un Superior no puede asegurar el funcionamiento del seminario si está ausente. espera por lo tanto de la Propagación de la Fe, que fije ella misma la línea de conducta que debe seguir. Siempre sumiso a la iglesia, obedecerá, pero en conciencia no puede hacer él mismo tal elección."
*1- Carta de Planque al cardenal Barnabo, 4/9/1870.
*2- Carta de Planque a Barnabo, 3/2/1872. El Padre recuerda una vez más "que es necesario un obispo al frente de la Sociedad."
*3- Reunión de los Cardenales, 21/5/1872.
*4- Carta de Planque a monseñor Jacobini, a la Propagación, 13 y 23/7/1872, y al cardenal Barnabo, 3/2/1872.
*5- Es una respuesta a la acusación de Lavigerie: "El Padre Planque no quiere ir a la misión y hay que obligarlo." (cf. carta de Lavigerie a Barnabo, 13/12/1871)
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