3- MISIÓN EN EL CABO (2)
Todo esto puede explicar la presencia, ya antigua en el país, de misiones protestantes, activas y sólidamente organizadas, reforzadas con la llegada de calvinistas franceses que prefirieron exiliarse debido a la hostilidad de los soberanos católicos en los siglos XVI y XVII (*1). La rivalidad manifiesta de todos estos hermanos separados mantuvo por mucho tiempo alejados a los católicos, privándolos incluso de acceso directo al país hasta que pudiese ser fundado en 1837 el Vicariato Apostólico de El Cabo, confiado a los misioneros holandeses. Por esta razón, los anteriores obispos del lugar, Griffith, Devoucaux o Grimley, habiendo comprobado el retraso de las Misiones católicas, habían deseado recibir, para las poblaciones indígenas, un personal más numeroso y se quejaban de su pobreza cuando veían que Europa enviaba generosamente misioneros hacia el Extremo Oriente.
De hecho, el Padre Planque no se había decidido fácilmente a dejar partir sus hombres tan lejos en el otro hemisferio. Aún más que la distancia, temía la influencia de los holandeses, descendientes de los primeros colonizadores y bastante poderosos en la región para imponer a todos su lengua y cultura. Ahora bien, no más que en España o en el Dahomey, la Sociedad no desea hacer obra "nacional". Puesto que viene a servir al Evangelio, ha adoptado un espíritu resueltamente "católico". Habrá que perseverar, pero al mismo tiempo convencer a aquellos Hermanos, que permanecen siempre escrupulosamente vinculados a la Costa de Guinea, que las Misiones Africanas no deben limitar su campo de acción únicamente a las personas de raza negra y que pueden establecerse en el sur del mismo modo que intentan hacerlo todavía en África del norte...(*2)
Si los primeros Padres que quedaron en la isla Santa Helena tuvieron una impresión favorable, no sucedió lo mismo con los que desembarcaron en el continente. Pues el país es extenso, pero los pueblos pequeños, las poblaciones muy diseminadas y los obreros que trabajan en las minas se trasladan a menudo, pero las familias no los siguen. Es por lo tanto un medio inestable y un conjunto de condiciones de vida que no favorece ninguna esperanza seria de construir una misión. Sin embargo, uno después del otro, los Vicarios Apostólicos reclamaron refuerzos. Pero ¿dónde y cómo pensaban emplearlos? El Padre Planque casi lamenta haber enviado semejante batallón (*3) En adelante todos los esfuerzos de los misioneros se aplicarán en encontrar un camino que suba del Cabo hacia el norte donde hay menos colonos y más indígenas, es decir un pueblo más nuevo junto a quienes esperan iniciar una primera evangelización.
*1- Los Protestantes se expatriaron en cantidad después de la Revocación del Edicto de Nantes en 1685.
*2- Carta de Planque al Padre Devernoille, 21/1/1874.
+3- Carta de Planque a Barnabo, 6/1/1874; al Padre Devernoille, 21/1/1874 y a Monseñor Léonard, 21/3/1874.
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