2. Humildes principios (2)
Una vez abierta la casa de La Guillotière, el Superior está impaciente por ver llegar a la persona con quien cuenta asegurar la formación. Parece que apeló a una Hermana dominica del Santo Rosario, propuesta por el Padre Codant, él mismo, dominico también. (1)
Como no obtiene respuesta, reitera su pedido: "Esperamos solamente a su hija que será la Madre de nuestras futuras misioneras" y expresa su deseo de ver ésta cuestión resuelta lo antes posible para "instalar la pequeña comunidad antes de viajar a Roma donde lo llaman varios asuntos" y decidir previamente, "de acuerdo con el Padre Codant, las reglas y constituciones adaptadas a su fin."(2)
En octubre, nueva carta, a la Dominica, ésta vez:"Sería el momento para ocuparnos de nuestras futuras Hermanas". "Tengo un grand deseo de verla llegar lo más rápido posible, sus hijas la necestian mucho" (3). Pero la Maestra esperada no está decidida a colaborar...rumores mal intencionados procedentes de Niza le han hecho creer que las Hermanas que se encuentran allí son solamente las sirvientas de los Padres, y se alojan bajo el mismo techo...El Superior trata de tranquilizarla, pero no puede convencerla (4). No vendrá. Y la señorita De Cossigny, una persona relevante, que habla varios idiomas, tampoco se quedará en el noviciado, más allá de algunos meses. "No sólo falló, sino que incluso causó un espantoso embrollo" (5), reconoce el Padre, decepcionado una vez más.
¿Qué le queda por hacer..sino presentarse como voluntario para el puesto vacante y tomar él mismo la dirección del grupo?
Esta clase de situaciones de reemplazo las conoce bien, pero ésta vez, el suplemento de trabajo que le traerá, es considerable, ya que, a las responsabilidades de la formación, se agregarán los problemas materiales y el acrecentamiento inevitable de las colectas y otras gestiones.
El se sincera con algunos de sus próximos:"Mi tiempo está muy cortado por las ocupaciones más variadas." (6) "Es un gran compromiso para mí, ocuparme de la formación de éstas jóvenes..."(7) "Puede pensar que ésta comunidad aumenta mi trabajo que ya era múltiple", pero enseguida agrega: "El bien que debe resultar para las misiones, me fortalece..." (8)
El Padre asumirá esa función largos años hasta que se decida llamar del Africa a una o dos Hermanas para que aporten a un noviciado, ya más numeroso, su experiencia de las misiones. Pero en 1877, la hora no llegó todavía. Se atreve incluso a contar con una tercera persona que conoce bien la vida religiosa y misionera, pues ha prometido su ayuda. Pero nunca llegará . (9)
En el año que sigue a la fundación, sin ninguna pretensión, pero con su experiencia probada de formador, un sentido claro del fin a alcanzar y su hábito de poner a Dios en el centro de la acción apostólica, comienza sus funciones y "hace que tome cuerpo y alma esa pequeña comunidad que avanza lentamente"(10), lo cual no dejará de sorprenderlo, pues dice, "no es poca cosa reformar su carácter..." "Pero encuentro una verdadera buena voluntad, la mayoría son confiadas. Casi todos los días, voy a pasar una o dos horas a su disposición"(11). Horas muy bien empleadas para su formación, si se da fe a la Hermana Joseph que dice: "Cuando le pedíamos un consejo, nos daba seguridad"... "y tenía también un don particular para ayudarnos a que abramos nuestro corazón..." (12)
Él mismo es lo suficiente psicólogo para saber que debe adaptarse: "La dirección de las Hermanas es mucho más complejo de lo que se piensa." (13)
Y continúa compartiendo su experiencia con aquellos que recibirán a las Hermanas en Africa, dirá:" Con las mujeres hay que saber ser muy mesurado porque a menudo son exageradas. Una paciencia perseverante lleva casi siempre las cosas a un buen resultado." (14)
Finalmente "la pequeña comunidad anda bien, progresa mucho, será seria y sólida en poco tiempo."..."Las jóvenes están contentas y se introducen seriamente en la vida religiosa"... "Hacemos las cosas con seriedad y sin ruido, pero Dios bendice nuestros esfuerzos." (15)
Con seriedad y sin ruido, el tono ya está dado...Nunca habrá que perder de vista éstas dos palabras que no se cansa de repetir, que tan esenciales le parecen pare al espíritu que quiere hacer reinar en el noviciado. "Trabajamos para Dios, no para el ruido del mundo." (16).
"Las Hermanas permanecen en la sombra", leemos en una carta más tardía, no hacen que se hable de ellas sino que cumplen un trabajo serio (17) y eso a pesar de los gritos de los contestatarios y de los envidiosos. Que por cierto los habrá...
- Carta de Planque al Padre Codant, Superior de la casa de las Dominicas en Sèvres, 28/12/1875. El Padre Planque agradece por adelantado a ésta Hermana que ha comprendido tan bien las necesidades de los africanos.
- Carta del Padre Planque al Padre Codant, 11/2/1876.
- Carta de Planque a la Hermana Dominica, 15/3/1876.
- Carta de Planque a la misma Hermana, 27/10/1876. El padre Planque le explica sin convencerla, la condición de vida de las Hermanas en Niza. Cf. Al Abate x, 11/11/1884; "No es serio decir, escribirá, que ellas están empleadas como domésticas, aunque las mismas tengan tareas materiales." Al Padre Poirier, 7/12/1887, recomienda "que las Hermanas no cocinen, pues en Africa es demasiado fatigoso para los blancos."
- Carta de Planque al Padre Durieu, 14/11/1887, y a la Hermana Joseph, 28/11/1877.
- Carta de Planque a la Hermana Marie-Véronique, 6/2/1878. "La función de maestro de novicias no es lo que me demanda menos tiempo."
- Carta de Planque al Padre Durien, citada en nº 5.
- Carta a la Hna. Joseph, 28/11/1877.
- Carta de Planque a la Hermana Marie de l´Assomption, 15/8/1877.
- Carta de Planque a la Hermana Marie de l´Assomption, 3/11/1877.
- Carta de Planque a la Hermana Marie-Raphaël, 27/11/1879; y varias cartas a las Hermanas entre junio y diciembre de 1877.
- Cuaderno de la Hermana Joseph.
- Carta de Planque al Padre Pourret, 16/6/1880.
- Carta de Planque a Padre Ménager, 11/6/1879.
- Carta de Planque al Padre Louapre, 24/10/1877.
- Carta de Planque a la Hermana Marie-Véronique, 19/6/1878.
- Carta de Planque al abate Voisin (Crest, Drôme), 25/10/1898.
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