miércoles, 28 de diciembre de 2016

CAPITULO UNDECIMO: ESENCIALMENTE MISIONERAS (5)

2- DEL CENÁCULO A PENTECOSTÉS (3)

C)... y presentes en el mundo.

Si las Hermanas han hecho de la fe el principio de sus vidas, se sentirán entonces motivadas para actuar, salir de sí mismas al encuentro de los otros.
Hablaríamos igual de misión o de vida apostólica sin la fe en Cristo y en su evangelio?
Lejos de ser un privilegio personal, menos aún una especie de depósito que se conservaría celosamente por miedo de perderlo o de ponerlo en peligro, la fe es la Palabra misma de Dios que se hace viviente en nosotros. Y esa Vida, esa Noticia, no están para permanecer ocultas bajo la parva de nuestras timideces y nuestros miedos. Actuar así, dice, sería "volverse homicida de la fe" (1), privándola de su fuerza y de la llama a la cual otros son convocados para que enciendan su vida. 
Toda el alma apostólica de Agustín Planque, transparenta éstas convicciones que quiere compartir con todos los suyos.

Entonces, lejos de "permanecer enclaustradas", las Hermanas estarán presentes en todas partes donde puedan establecer relaciones, "disponer las mujeres en favor de la misión, educar las hijas" (2).
Deben salir, visitar, recorrer el país, encontrarse con la gente allí donde está.
"Difundir la noticia de Jesucristo, ese es el objetivo por el cual están en misión" (3), les escribbe.
Así son provocadas a una disponibilidad constante y a un servicio desinteresado que acepta los cambios, los imprevistos, el destierro de un territorio a otro y también ese carácter "de extranjero en la casa de su Padre" que queda ligado- quiérase o no- a la condición de misionera.
¿Hay algo más doloroso, a veces, que abandonar "su misión" para entrar en otra y readaptarse?
Es una vida dura, una labor a menudo ingrata, "sólo lentamente se irá ganando la confianza de los africanos" les ha predicho el Padre. Y con frecuencia "cuando se cree que todo ha salido bien, hay qe volver a comenzar y armar su tienda en otra parte"...(4)
Qué interesa, si se quiere ir hasta el don más absoluto de sí mismo: "¡Sus vidas no son sólo para ustedes, y deben estar dispuestas a todo...! (5)

Es por eso que tenía alguna razón para querer "mujeres" que, para poder mantenerse firmes, debían estar bien dotadas de perseverancia y generosidad... Y ciertamente, las primeras Hermanas no decepcionaron sus expectativas; "habían aumentado en ellas", como lo pedía, "el celo apostólico a fin de atraer hacia Dios a todos esos pueblos". Para educar las primeras generaciones de niños y de jóvenes, en esa costa de Guinea que había llegado a ser tan querida como su propio país, no se fijaron ni en su propia pena ni en su propia vida, sino solamente en amarlos mucho. (6)




  1. Es la expresión que emplea en una homilía sobre la fe, para designar a los que la matan por la inutilidad de su vida cristiana. (Archivos nsa)
  2. Carta de Planque a la Hermana Emile, 1887.
  3. Idem 2.
  4. "la paciencia y la perseverancia son virtudes de primera necesidad", 18/1/1864- (y otras cartas), pues "las primeras conversiones son las más difíciles...", 7/3/1888.
  5. Carta de Planque a las Hermanas del Niger, 28/12/1877.
  6. Fueron ciertamente correspondidas de afecto, pues, en los africanos, el reconocimiento y la fidelidad son innatos. Es particularmente bello ver como el recuerdo de las primeras Hermanas, permanece vivo en aquellos que las han conocido...

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