domingo, 25 de diciembre de 2016

CAPITULO UNDECIMO: ESENCIALMENTE MISIONERAS (2)

1- El proyecto de vida (2)

Pero en su pensamiento- aún cuando exija de ella una muy estricta observancia- la regla es algo más que la letra que expresa al espíritu, ella misma reviste un aspecto fuertemente espiritual: "Por el cumplimiento de la regla se hará el bien" (1) y se ganará "la bendición de Dios por añadidura" (2).
De hecho, de la regla de San Ignacio, es donde más tomará prestado, inspirándose en particular del Compendio de las Constituciones de la Compañía (3). Eso tiene dos razones y cuando menciona en sus Cartas de referencia a los Jesuitas aclara siempre lo que ha guiado su elección: "Si esa regla le parece la más adaptada a la vida apostólica, es porque no incluye austeridad. Por otra parte, la vida de misión, tampoco." (4)
Así, pues, busca una regla que sea "humana" y su experiencia personal lo induce a ello tanto como el sentido común. Sabe lo que le costó en la época del seminario Mayor, haber abusado de las penitencias y nunca autorizará los ayunos o las mortificaciones corporales.
"La salud y el trabajo son, con frecuencia, incompativles con el ayuno" (5), dirá; "necesitan de todas sus fuerzas para realizar sus tareas." (6)

Pero si bien no desea "nada que debilite el cuerpo", anima vivamente a las hermanas a vivir una ascesis personal aceptando las ocasiones que se presentan de mortificarse. "Les quedan muchas otras penitencias por hacer." (7) El peso de las contrariedades, del cansancio y de las enfermedades, el dominio de sí mismas que exige el cumplimiento de sus tareas y los pequeños problemas de la vida común, son motivosque reemplazan los ayunos y serán asimismo meritorios..!" (8)

El segundo aspecto que recoge en la Regla de los Jesuitas, "es que se presta a toda forma de obras, está verdaderamente adaptada al apostolado." (9) Y su deseo, es precisamente, no introducir ninguna contradicción, ninguna imcompatibilidad entre los ejercicios cotidianos de la oración, la vida comunitaria y las actividades de la misión.

El hombre de equilibrio que es Agustín Planque, no puede dejar de apreciar y desear orientaciones en las cuales "todo esté coordinado para hacer más fácil y más segura toda la vida de las Hermanas, particularmente "la práctica de las virtudes" a la cual se han comprometido.
Lo que lo lleva a la conclusión de que hay que desmitificar la vida religiosa: "Muchas personas del mundo buscan allí toda clase de misterio, dice, cuando solamente hay vida cristiana"- bautismal- "vivida de una manera más radical." (10) 

El texto que sigue siempre ha sido mirado como fundamental en el instituto, pues expresa, todavía más fuertemente, todo lo anterior; uno de los caracteres particulares con el cual el Padre quiso marcar, desde el origen y con insistencia, la espiritualidad de las Hermanas: "No deseo nada insólito, sino solamente la sencillez vivida en una gran amplitud de proyecto verdaderamente apostólico." (11)
Hay allí, no solamente una actitud que le era muy familiar, sino una verdadera opción de vida espiritual, un modo de ir a Dios de alquien para el cual nada puede ser más importante que reconocerse, ante sí mismo y ante sus hermanos y hermanas, humildemente, con recititud y sin simulación, natural, como quien simplemente hace lo que ha prometido.

Sencillos como María, como Pedro, como los Apóstoles y particularmente como ese Nathanael bajo la higuera, en quien Cristo ha exaltado "un verdadero israelita, sin artificio." Aquí están los modelos.
Es en eso, habría dicho a las Hermanas, en lo que deberían ser reconocidas, en la sencillez de sus vidas. No es una actitud fácil, pues la verdadera sencillez, importante como una bienaventuranza- es ante todo, la búsqueda de Dios, con un corazón recto y disponible. Y en ese servicio que se cumple, en nombre del Señor, no pueden entrar ni mezquindad, ni estrechez.
El espíritu que se deja modelar por la ternura de Dios, no puede ser más que "generoso". Si permanece lúcido, sin ningún compromiso con el mal, no es por lo pronto, llevado a la sospecha sino al amor, a la benevolencia, a la disculpa y al perdón. 
Vivir así en la simplicidad de los hijos de Dios, no se puede hacer sin una fuerza venida de lo alto. 
Agrega inmediatamente: "El Espíritu Santo secundará nuestras intenciones y obtendrá su gloria de nuestros esfuerzos." (12)


  1. Carta de Planque 1897- Cf. Carta de Planque a la Hermana Honorius, 24/6/1895.
  2. Según el texto de las primeras Constituciones y la carta del Padre Planque a las Hermanas de Cork, 19/5/1899.
  3. Este compendio es un documento simple en su espíritu y su redacción, que se dirige particularmente a Aspirantes.
  4. Carta de Planque al Padre Durieu, 18/7/1877, y al Padre Guérin, 23/7/1884.
  5. Carta de Planque a la Hermana Catherine, 25/6/1888.
  6. Carta de Planque a la Hermana Alexandre, 3/12/1888.
  7. Carta de Planque a la Hermana Édèse, 28/12/1886.
  8. Carta de Planque a la Hermana Héliodore, 2/11/1888.
  9. Carta de Planque a un abate, citada en el capítulo anterior.
  10. Carta de Planque al Padre Guérin, 22/7/1884.
  11. y 12. Carta de Planque a la Hermana Dominica, 17/10/1876

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