domingo, 23 de noviembre de 2014

DOS HOMBRES...UNA MISION (8)

3- FREE-TOWN (3)

Las últimas cartas que tenemos de Monseñor de Brésillac, dirigidas a Agustín, relatan su emoción intensa al tocar "ésta tierra, desolada en todos los sentidos de la palabra", donde desembarca sin querer escuchar al comandante del navío que desearía retener a los pasajeros a bordo, pues una epidemia de fiebre amarilla ataca a la región con una extraña violencia.
Fatigado, parece sin fuerzas, "aplastado, dice, por los innumerables obstáculos que entrevé". Algunos días más tarde informaría a Barnabo: "No nos engañemos, las dificultades serán enormes." (*1)
Y el panorama que esboza de la situación es oscuro. Pero para vencer la tristeza interior en la que se siente sumergido, "esa indescriptible tristeza" de la que habla al Padre Planque, Brésillac apela a su fe y a su confianza indefectible en la ayuda del Señor: "Por la gracia de Dios, superaré todo." (*2)
Todavía no sabe a la profundidad a la que llegarán su pena y su confusión durante las cinco semanas que le quedan de vida. Es difícil imaginar lo que ha sufrido, atormentado por la fiebre, doloroso sentimiento de su misión quebrantada y el espectáculo de sus compañeros que mueren uno tras otro.
La aguda conciencia de su responsabilidad como jefe lo atormenta al no poder evitar la muerte del pequeño grupo de amigos y apóstoles que confiaron en él. Hasta siente frialdad por parte de Roma hacia él, tan angustiosa e incomprensible, que le hace sufrir y se queja de ello al Cardenal Prefecto. Pero el testimonio de simpatía que hubiese necesitado en su cruel soledad no le llegará. Es quizás uno de los aspectos más perturbadores de esa triste agonía, la actitud de Roma y su silencio inexplicable, como una reprobación no merecida. esos sufrimientos del corazón y del espíritu, más penosos aún que la pérdida de sus tres compañeros y que los primeros síntomas del mal, tuvieron como confidente respetuoso pero impotente a un teniente de navío, el Señor Vallon, cuyo barco había amarrado en Sierra Leona, a causa de la tempestad. Hubiese deseado llevar los enfermos a Gorea, pero era demasiado tarde. Será él, quién relate al Padre Planque, con términos llenos de emoción, las últimas conversaciones que tuvo con Monseñor de Brésillac. (*3)

Así, en un abandono total, alcanzado "por un dolor inmenso, pero siempre adorando y bendiciendo el nombre de Dios", Monseñor Marion de Brésillac acaba su vida de luchas conservando hasta el final "la esperanza y la fe"  (*4)
Una muerte muy dura, como la de la semilla de la que no queda nada cuando va a dar el ciento por uno.

En menos de cuatro semanas, cinco tumbas...Humanamente hablando, un terrible fracaso...
¿Podrá la Sociedad recuperarse de ese golpe despiadado?


*1- Carta de Mons- de Brésillac al Card. Barnabo, 25/5/1859 (archivos de la Propaganda Fide)

*2- Carta de Brésillac a Planque, 18/5/1859.

*3- Carta del Sr. Vallon, suboficial del barco en el aviso el "Dialmath", al Padre Planque, 14/11/1859.

*4- Ultimas palabras de Monseñor de Brésillac, reportadas por el Sr. Bréamond, único testigo ocular de su muerte. cf. Le Gallen, pag. 596 y ss.

sábado, 22 de noviembre de 2014

DOS HOMBRES...UNA MISION (7)

3- FREE-TOWN (2)

En la Propaganda Fides el  Cardenal Barnabo no esconde sus reticencias ante esta decisión y hasta un cierto desacuerdo. Preferiría que el padre Planque parta primero, y éste, muy inquieto al ver alejarse al responsable de la Sociedad, insiste para reemplazarlo, pero en vano. (*1)
Brésillac admite que "quedarse en Lyon sería de gran utilidad" para él y sus Hermanos, pero "más útil todavía es el viaje a Free-Town! (*2) para ver las cosas por sí mismo y tratar de organizar mejor ésta nueva misión. Así, cuando va a Roma par exponer sus puntos de vista se apresura a irse por temor a que "el cardenal Barnabo termine por impedirle partir hacia Africa." (*3)

En realidad no deja de sentir aprehensión. Conoce la insalubridad de Sierra Leona. Sabe bien que los europeos no viven más de tres años en la capital. Deberán buscar otro lugar para establecer a los Padres con menos peligros. A su hermano Henri o al Consejo de la Propagación de la Fe a quien pide nuevos subsidios, así como a a varios amigos no les oculta las preguntas angustiosas que se plantea. Se dice "contrariado, hasta asustado" por lo que le espera, al punto de extrañarse todavía de la elección de la Santa Sede: ¿por qué no se dejó a la Sociedad empezar en Dahomey? (*4)
Entonces qué fué?, entusiasmo o enamoramiento? No. Esta partida parece más bien una huída hacia adelante si escuchamos al mismo Marion de Brésillac declarar bien alto: "la obediencia ante 
todo"(*5). Pues lo ha considerado todo, aun lo peor, pero partirá de todos modos. Por lo menos al bandonar Francia puede irse convencido de que en la retaguardia la obra comienza a afirmarse. 
Llegan algunas vocaciones, el capital financiero aumenta y se concreta el proyecto para la construcción de un seminario más amplio que la casa del pequeño Sainte Foy. Con el señor Papetard en España y sobre todo "el excelente Señor Planque en Lyon", todas las cosas parecen estar bien encaminadas. Por ese lado está tranquilo. Si en ésta circunstancia hubo imprudencia, debemos admitir que venía de más arriba, de Roma que había atribuido el territorio y sobre toedo, de qu9en habia aconsejado esta elección al cardenal Barnabo. (*6)

Apurado por terminar éste asunto, Brésillac obtiene del gobierno francés un pasaje gratuito para él, para el Padre Riocreux y para el Hermano Gracien, en el Danaë que debe zarpar a mediados de febrero, así como un recomendación para los oficiales de la marina imperial y agentes consulares. Pero ¿será otro signo funesto? Tras la partida de Brest, los viajeros deberán afrontar tormentas y tempestades, alcanzar la costa inglesa, luego Cherburgo antes de llegar a Dakar, recién el 7 de abril. Dos meses más tarde, el 14 de mayo, llegan a FREE-TOWN.


*1- Informe del Padre Planque a la Propaganda Fide, 1885: "Yo le decía que su obra perecería si él moría."
*2- Carta de Brésillac al Cardenal Barnabo, 25/9/1857
*3- Informe del Padre Planque, 1885. (citado en *1)
*4 y *5- Carta de Brésillac a su hermano Henri, septiembre 1857, y a la Propagación de la fe, 19/4/1858.
*6- Carta de Monseñor Kobès al Card. Barnabo, 25/4/1856:" La misión que me parece más interesante y fácil de comenzar es Sierra Leona." Informado por J. Bonfils, op. cit, DMF, nota 2, pag 207.208

domingo, 16 de noviembre de 2014

DOS HOMBRES...UNA MISION (6)

3- FREE-TOWN (1)

Un camino de paciencia, una vía equivocada, luego el fracaso y la muerte, esas pocas palabras podrían resumir la epopeya africana de Monseñor Marion de Brésillac que se termina trágicamente en el verano de 1859.
 
Tres años antes, cuando presentó su candidatura para una misión en Africa, en Lyon ya se soñaba con  el Dahomey. Las autoridades romanas decidirán otra cosa. Pero habrá que esperar casi un año para conocer el cambio y la designación oficial que nombra a Brésillac como vicario apostólico de Sierra Leona. Fue seguramente un duro golpe que alcanzó a todo el grupo, como un mal presagio para la continuación de su empresa. Pero -así como el obispo asegura a Roma- "él mismo y sus asociados se impregnaron del espíritu que animará siempre a su Sociedad, adoptando pura y simplemente los puntos de vista de la Propaganda Fide" y "han depuesto inmediatamente su interés por el Dahomey" (*1)
 
Sin duda esta valiente resolución vivida con obediencia ejemplar, no tuvo el entusiasmo y la alegría que hubiesen llevado los futuros misioneros hacia el Dahomey. Sin embargo en el Seminario, ya se ha superado la decepción. Los Padres se lanzaron con entusiasmo a los preparativos para que, al terminar la estación de las lluvias en la Costa Africana, todo estuviese arreglado para la partida. Estamos en octubre de 1858.
El 27, el obispo acompaña hasta Marsella a los tres misioneros que parten, y va hasta alta mar "sintiendo mucha pena al verles alejarse sin él." (*2)
 
Desde Free-Town, donde llegaron dos meses después, los viajeros manifiestan una gran esperanza. El señor Reymond se siente feliz y hasta conquistado por el país, sin temor excesivo por el clima. A partir de entonces el obispo no puede quedarse quieto en su lugar...y ¿quién podría retenerlo? Sin duda la partida de sus hijos actuó como un disparador. Se despertó en él un ardiente deseo de reanudar su vida anterior, volver a ser enseguida lo que nunca dejó de ser a pesar de la ruptura con la India: un misionero de vanguardia en el terreno, que se mantiene siempre en primera fila. A partir de allí proyecta ir a Sierra Leona sin tardanza y explorar el territorio.
 
 
*1- Carta de Brésillac al cardenal Barnabo, 25/9/1857
 
*2- "Mis hijos partieron y yo me quedo", palabras del obispo escuchadas por un testigo de la escena, relatada por Le Gallen, Vida de Brésillac, p. 540.

jueves, 13 de noviembre de 2014

DOS HOMBRES...UNA MISION (5)

2- LAS MISIONES AFRICANAS (2)

Ya lo hemos dicho: entre ellos todo es trasparente, se mantienen mutuamente al corriente de todo lo que jalona su ruta- atrasos, decepciones o progresos- y se ponen de acuerdo antes de actuar. "Le agradezco, escribe el Fundador, todos los detalles que me da y le ruego que actúe siempre así. no tema ser demasiado extenso." (*1) El mismo se obliga a compartir con el Padre Planque no solamente "los consuelos y las cruces" como le prometió en el transcurso del verano, sino también l"los trabajos" y en particular, lo que le interesa y más profundamente, sus puntos d vista sobre la organización de la Sociedad. Bendice al cielo de "haberle enviado en la persona de Agustín a quien posee precisamente en un altísimo grado,el espíritu de la obra", "el hombre providencial, muy instruido, piadoso como un ángel, habituado a la dirección de los jóvenes..." "Sin usted, le escribirá, estaría todavía preguntándome si el Señor desea el éxito de mi empresa." (*2)

Ya en su informe a la Propagación de la Fe sobre la marcha del establecimiento, el obispo se había felicitado de las cualidades de su colaborador. "No me ha sido difícil poner en pié la Casa, porque el señor Planque, a quien nombré como director es un antiguo director de seminario que enseñaba filosofía el año pasado en el Seminario de Arras." (*3) Sin duda, el fundador conoce también los puntos débiles de éste sacerdote, por otra parte ejemplar, y por eso se anima a "hablarle francamente, como un amigo." Sabe que el Padre Planque se muestra fácilmente rígido con respecto a sus estudiantes, exigente en todo lo concerniente a la disciplina. Le recomienda la dulzura y la paciencia hacia "aquellos que tienen la buena voluntad de participar con nosotros para el bien de las Misiones:"
Es importante "mostrar una gran condescendencia por los defectos sin dejarse afectar por la lentitud de los progresos." (*4) Ante la magnitud y el peso de las responsabilidades, ¿el padre Planque ha llegado a manifestar cansancio y deseos de abandonar? El obispo lo sostiene: "El desaliento es la única tentación que temo en usted, le escribe, creo que puedo decírselo con la confianza que le tengo." Y no se equivocaba al agregar: "Pero tengo la certeza que encontrará en su conocimiento del corazón humano y en su profunda piedad más fuerza de la necesaria para triunfar." (*5)

Unos treinta años después, recordando los primeros años de la Sociedad, Agustín Planque pod´ria decir con verdad: "Durante el tiempo que Monseñor Marion de Brésillac pasaba en Lyon, vivíamos en la mayor intimidad. Me hablaba a menudo del espíritu que quería dar a su pequeña Sociedad. "(*6)
Porque desde el comienzo de su colaboración, la unidad de criterios y de acción entre ambos fue íntegra, es importante recordarlo, y esta continuidad del uno al otro constituye, a no dudarlo uno de los elementos esenciales en la historia de las Misiones Africanas. 
A través de todas las crisis fe ella la que mantuvo la orientación primera dada por el Fundador. permite reconocer con justicia en Agustín Planque u fiel continuador. Quienes, más adelante harán oír sobre ese punto la voz de la crítica, no le han atribuido quizás bastante importancia a los textos y a la vida de los primeros años.

*1- Carta de Brésillac a Planque, 28/12/1856

*2- Carta de Brésillac a Planque 17/01/1857

*3- Carta de Brésillac al cardenal Barnabo, 13/12/1856.

*4- Carta de Brésillac a Planque, 29/06/1857.

*5- Carta de Brésillac a Planque 12/06/1857.

*6- Informe a la Propaganda Fide, 1885.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

DOS HOMBRES...UNA MISION (4)

2- LAS MISIONES AFRICANAS (1)

Diríamos que la llegada del Padre Planque dio un nuevo impulso al proyecto de la fundación. La mejor prueba está en que el 8 de diciembre de 1856, en una actitud que explica ampliamente su fe en el porvenir, Marion de Brésillac y su pequeño grupo suben ya a Fourvière. van a "ofrecer su empresa a la Virgen, a los pues de su imagen venerada en la colina." (*1) Esta será la fecha del nacimiento de la Sociedad.
 Desde ese momento las Misiones Africanas se han puesto en camino. El obispo y el Padre Planque no tardan en organizarse y distribuirse las tareas. Naturalmente, por su impetuosidad que no titubea en insistir para hacerse abrir las puertas y obtener los recursos que le faltan, Brésillac se hace cargo de lo que podría llamarse "asuntos exteriores". Continúa recorriendo Francia, pidiendo a las diócesis, a los familiares o a los bienhechores, buscando crear una corriente favorable hacia las misiones cuya importancia quisiera hacer comprender a todos.

Le toca a menudo "poner sitio a Roma -el término no es demasiado fuerte- para que al fin le sea confiado un territorio; para dar así al grupo en preparación en Saint Irenée, la conciencia de pertenecer por entero a la iglesia y estimularlo a la acción.

Mientras que Brésillac multiplica las entrevistas con los personajes oficiales del mundo religioso y político, y hasta a Napoleón III, a quien solicita en vano un apoyo financiero para su misión, el Padre Planque por su parte comienza a ocupar su lugar y ejercer sus nuevas responsabilidades en la Sociedad. Al ser designado director del seminario, el Padre Planque está encargado de organizar su funcionamiento, los estudios y de relacionarse con los aspirantes. También debe reemplazar al obispo, ausente de Lyon a veces durante largas semanas de gira, en los asuntos materiales como en los proyectos referidos al África.


*1- Carta de Brésillac al cardenal Barnabo, 13/12/1856



martes, 11 de noviembre de 2014

DOS HOMBRES...UNA MISION (3)

1- EL ENCUENTRO (3)

Cierto es que Monseñor de Brésillac le lleva una delantera apreciable a Agustín: una diferencia de trece años es para tener en cuenta. pero cuentan aún más, para profundizar la separación entre ellos, los años de residencia que el primero pasó en las Misiones Extranjeras de París y en la India. El obispo conoce muy bien la Misión. Y la experiencia adquirida allí, aunque regresara a Francia habiendo fracasado, mantuvo intacta en él, su resolución de seguir trabajado por ella y fortificó su convicción.

El mismo deseo ha madurado en Agustín, la misma convicción lo posee y los obstáculos que superó para poder llegar a Lyon lo prueban suficientemente. Pero en cuanto a experiencia, comienza verdaderamente de cero. Únicamente sus lecturas y sobre todo los relatos de los otros, sus experiencias de vida y entusiasmo han alimentado su sueño y su decisión. No le cuesta ver en Brésillac a su mayor en edad y hasta a su maestro, resuelto como está a aprovechar sus lecciones, a colaborar con él como un buen "segundo", un auxiliar, eventualmente, un suplente.

En ese otoño de 1856, los encontramos a ambos provenientes de medios muy distintos y de lugares alejados. Por el azar de los acontecimientos, en el que Dios siempre se manifiesta, sus caminos se han cruzado. y ese destino común que los llevará al servicio del Evangelio en Africa, los une estrechamente, más allá de lo que pudieron prever. Esto explica en gran parte la confianza y la estima que se tuvieron desde el primer día. Durante dos años y medio vivirán una estrecha colaboración en la amistad y en una gran transparencia mutua, garantes uno frente al otro de lo que decidieron construir juntos: una Sociedad para Africa.

En la iglesia del siglo XIX, Brésillac y Planque, no son sólo una feliz coincidencia, sino un muevo signo del Reino de Dios siempre en crecimiento, un encuentro de gracia que es en sí una promesa de eficacia.

lunes, 10 de noviembre de 2014

DOS HOMBRES...UNA MISION (2)

1- EL ENCUENTRO (2)

Comparado con el obispo de fuerte personalidad, amante de la acción y dotado de sorprendente vitalidad, Agustín aparece como un contraste, reservado, sobrio de palabras y de gestos. Inventivo y eficaz en todo lo que emprende, el joven profesor conserva sin embargo en toda su persona un toque de seriedad y de formalidad que no le permite exteriorizar sus sentimientos. A primera vista, parece no haber nada en común entre ese descendiente de una aristocracia de raza como lo es Marion de Brésillac, de gran desenvoltura y gran facilidad de contacto, habituado a toda clase de relaciones, a las discusiones y a los enfrentamientos, y el Padre Planque que es un campesino. Sencillo y modesto, Agustín pertenece al antiguo campesinado francés que, como hemos visto, es rico en tradiciones y del que ha heredado otro tipo de nobleza profunda asó como el respeto de los valores que dan grandeza y dignidad al hombre.

Así, más allá de todo lo que parecería separarlos, captamos ya los rasgos que unirán profundamente a los dos hombres. Ambos poseen por su ascendencia la rectitud y la generosidad de corazón que constituyen el fundamento de un compromiso verdadero. En circunstancias distintas sin duda, pero con un mismo entusiasmo, dieron prueba de su voluntad y tenacidad que parecería obstinación si no apuntara a servir un interés que los supera.

domingo, 9 de noviembre de 2014

DOS HOMBRES...UNA MISION (1)

1- EL ENCUENTRO (1)


Poco se sabe, a decir verdad, del primer contacto entre el nuevo colaborador y Marion De Brèsillac que , desde hace dos años, mueve cielo y tierra para obtener un territorio de misión. En el "Diario" del obispo, dos líneas mencionan que " el 6 de noviembre llega el señor Planque con quien la primera entrevista ha sido muy favorable." (*1)
Quién era el hombre inventivo y lleno de audacia al cual Agustín Planque venía da ofrecerse con una confianza íntegra y espontánea, para partir por las rutas de Africa? De hecho, las obras que hablan de Brésillac no escasean: biografías, Diario...y uno de los libros recientes ha vuelto familiar su rostro fino, atractivo, lo mismo que su mirada viva y voluntariosa. (*2)

Este meridional auténtico descendía de un linaje de nobles, establecidos desde tgiempos inmemoriales en el Languedoc. Había nacido el 2 de diciembre de 1813 en Castelnaudary, pero el verdadero terruño de los Brésillac era algo más al sur, el pueblo que todavía conserva su nombre, un sitio pintoresco, soleado y verde. también a algunos kilómetros de allí, Carcassonne, la ciudad medieval donde el futuro obispo cursó el seminario y se ordenó sacerdote. De su raza de trovadores, alegres y viajeros, Marion De Brésillac concervó el espíritu emprendedor, llevado siempre por el entusiasmo creador, signo de las verdaderas vocaciones. Hombre valiente, de corazón, cálido, dotado para las relaciones, tiene hacia todos una gran cortesía y su benevolencia le atrae fácilmente amigos. Pero no por eso es menos firme y determinado. Es un activo, un  indomable, que persigue con tenacidad sus objetivos y el primero de todos ellos, con el que sueña desde su juventud, es la Misión. reconoce que "Dios le ha concedido la gracia de no desviarse de ese pensamiento, a pesar de los consejos y súplicas que hubiesen podido alejarlo. (*3)

Del seminario de las Misiones Extranjeras de París, al que ingresó en 1841, pasó a la India, luego, como obispo de Prusia y vicario apostólico de Coïmbatour, llevó a cabo durante doce años un gran trabajo abriendo caminos. Pero las dificultades que no pudo vencer, le obligaron a regresar y a presentar su dimisión ante la Santa Sede.

Siempre lleno de fuerza y de ideas, a los 42 años, no pide más que poder partir hacia otra dirección: "No hay un lugar en el mundo donde los misioneros no hayan llegado aún? Y por qué no el centro de Africa? (*4)"
Recién en enero de 1856 nace el proyecto más amplio de la fundación de una nueva sociedad. Podemos admitir con certeza que el mismo Monseñor Barnabo lo sugirió. Desde ese momento no se perderá más tiempo... y comprendemos con qué alegría, en mayo del mismo año, Monseñor Marion De Brésillac recibirá el primer avance de Agustín Planque.
Para ambos, ésta circunstancia es vivida como un llamado de Dios.


*1-  "Diario 1856-1859. Marion de Brésillac, Fundador de la Sociedad de Misiones Africanas de Lyon", presentado por Juan Bonfils, sma y Noël Douau, sma, 1985, AMA, pág. 53, nota 26 pág. 106.

*2- Marion de Brésillac, Fundador de la Sociedad de Misiones Africanas de Lyon, Documentos de Misión y Fundación" edición preparada por Juan Bonfils, sma, con la colaboración de Noël Douau, sma, Mediaspaul, 1985.

*3- Alusión a las dificultades que el Marion de Brésillac encontró por parte de su familia para ingresar a la Sociedad de las Misiones Extrajeras de París.

*4- Carta de Brésillac a Monseñor Barnabo, 26/5/1855

lunes, 3 de noviembre de 2014

EL CO-FUNDADOR (2)

En Lyon encontrará las mismas y tan queridas tradiciones de familia, la misma fe de la Galia cristiana. Aquí ella está profundamente arraigada desde Pothin, Blandine e Ireneo. Se dice que aquí la piedad es un tanto mística pero, desde hace muchos siglos, también, vuelta hacia María. Sin duda Agustín fue conquistado por Fourvière que será su lugar predilecto, su peregrinación preferida, y no solamente para el 8 de diciembre de 1856 o en mayo de 1876 (*1), sino en cualquier circunstancia de alegría o de pena.

¿Será ya Fourvière donde Brésillac gustaba rezar y celebrar la Eucaristía en la antigua capilla, lo que lo decidió "a radicarse" en Lyon, él y sus primeros aspirantes, en el camino del Petit Sainte-Foy, en el número 9, en una muy modesta vivienda? Sería la proximidad de Ars, a unos treinta kilómetros de Lyon, en el lindero de las Dombes donde el santo Cura terminaba entonces su larga vida de oración y ayuno? Todo eso junto, sin duda. y Agustín se sentirá feliz por esa proximidad, aunque es muy improbable que haya visitado al Padre Vianney.

Lyon es además, la presencia de Paulina María Jaricot, la fundadora de la Propagación de la Fe cuyos Anales conoce desde la época de la calle Royale, Paulina que, en esos años de 1860, sufre terriblemente en medio de conflictos que la enfrentan a negociantes y hombres de ley sin escrúpulos.
Lyon será finalmente el barrio de La Guillotière donde las Misiones Africanas no tardarán en instalarse no lejos del Prado. Y en el Padre Antonio Chevrier (*2) otro santo del terruño lyonés, Agustín encontrará un hermano de miseria y de colectas, el verdadero "Discípulo de Cristo", simple y pobre como Agustín mismo quiere ser. (*3)

El antiguo profesor de Arras encuentra pues con naturalidad su lugar en el corazón de Lyon.
El acude a aportar su ayuda a esta iglesia de dieciocho siglos de antigüedad, pero que vibra siempre ante los grandes problemas sociales y religiosos que sacuden su época. A través de las dos Sociedades que sostendrá esforzadamente durante cerca de cincuenta años (*4), ayudará a la cristiandad lyonesa abrirse un poco más al mundo, especialmente al África donde "él nada desea tan fervientemente como ver extenderse el Reino de Dios." (*5) 


*1- El 8 de diciembre de 1856 es la fecha de la fundación de la Sociedad de Misiones Africanas en Fourviere El 1º de mayo de 1876 es la fecha de fundación de las Hermanas de Nuestra Señora de los Apóstoles.

*2- Antonio Chevrier es el fundador del Prado, en Lyon. Nacido el mismo año que el Padre Planque, murió en 1879.

*3- "El verdadero discípulo" es la obra fundamental del Padre Chevrier en la que expone su ideal de sacerdote según el Evangelio.

*4- El Padre Planque fue Superior General de las Misiones Africanas desde 1859 y Superior de las Hermanas que había fundado desde 1876 hasta su muerte.

*5- Carta del Padre Planque a las Hermanas nsa en Lagos, 29/12/1886.


EL CO-FUNDADOR (1)

Ninguno de sus biógrafos anteriores parece haber establecido una comparación entre las dos regiones que fueron en la vida de Agustín Planque sus verdaderos puntos de inserción: el Norte, su lugar natal... y Lyon, la destinada a convertirse en su única tierra de misión. Sin embargo no faltan las coincidencias y Agustín no pudo dejar de captarlas.
Es cierto que, niño, adolescente o sacerdote durante treinta años conoció sólo la monotonía de un paisaje triste y llano, que va de Lille al mar...mientras que Lyon podrá ofrecerle, en ciertas mañanas iluminadas por el sol, la suerte de avistar desde lo alto de la colina de San Ireneo, la línea de los Alpes, brillante hasta el Monte Blanco. Pero al llegar en pleno noviembre y , sin duda también, en plena neblina lyonesa, el joven Padre Planque no se sintió seguramente desorientado...Son en efecto los mismos días de bruma, como los conoció en Chemy o en Cambrai, que lo esperan en Lyon, anegados de lluvia, grisáceos...
Además, en el carácter más bien frío, distante y hasta taciturno de los habitantes, Agustín pudo reconocer un poco a la gente de su raza. Sabe que esta apariencia no impide que la hospitalidad sea sincera y generosa. Una vez franqueada la barrera de su reserva legendaria, Lyon, como el Norte, no es mezquina en la acogida y la amistad. Y sabe Dios que durante cincuenta años éstas barreras caerán ante el Padre Planque, porque él supo ganarse el afecto de sus nuevos conciudadanos y la estima para su obra. Se convertirá en uno de ellos, interesándose en la vida cotidiana de la ciudad, haciéndose de amigos verdaderos y fieles.