sábado, 25 de octubre de 2014

UN NUEVO HORIZONTE (6)

3- HORA DE LA PARTIDA (1)

En efecto, pasarán dos largos años hasta ese 23 de marzo de 1856, en que se cumplirá definitivamente el destino del Padre Planque.
Ese día, el diario "L`Univers" publica un artículo en el que trata de los pueblos más abandonados de África. El que escribe es un obispo misionero, Monseñor de Brèsillac, que regresa de India, y quisiera, según el deseo de la Sagrada Congregación de la Propaganda Fides, fundar una Sociedad en favor de los países donde hasta entonces el Evangelio ha penetrado muy poco y piensa en Dahomey. Pero para alcanzar su meta debe asegurarse la colaboración de algunos sacerdotes que como él estuviesen convencidos de la urgencia de la tarea.
Esto es lo que Agustín acaba de ver casi por casualidad. Decir que siente como un flechazo por la propuesta que se le ofrece, serìa olvidar su temperamento de flamenco, reflexivo, que no puede tomar una decisión tan importante antes de haberla madurado largamente. Pero es seguro, el artículo de "L`Univers" atrae inmediatamente toda su atención. Con su fe y su hábito de hallar al Señor en lo cotidiano de la vida, Agustín siente que ese llamado está destinado a él, tanto más que se ajusta en todo a su situación personal. Monseñor de Marion de Brèsillac prevé en efecto, "que un cierto número de misioneros deberán permanecer momentáneamente en Europa para comunicarse con las Misiones y proveer a sus necesidades." (*1) No se trataría entonces de una partida inmediata. Y eso es lo que él desea.
El futuro se aclara, sin embargo el joven sacerdote no se apura, mide todo, pide consejo y recién en mayo -dos meses más tarde- escribe a Monseñor de Marion de Brèsillac para exponerle su caso y proponerle ya su colaboración. Una carta franca, abierta, en la que "se toma la confianza de pedir información y opiniones necesarias para instruirlo"..."Me he preguntado cuando he visto nacer su bella obra si Dios no me ofrecía un medio de ejecutar un proyecto alimentado durante tan largos años." (*2)
No oculta nada de su situación familiar, de sus gestiones y fracasos, ni de su impaciencia por "volar hacia el terreno a desmalezar." "Sin embargo, confesará más tarde, mi primer pensamiento, Monseñor, era de no hablarle de todo esto...pero creí más conforme al espíritu de sencillez, no ocultarle nada." (*3) 


*- Esta cláusula está expresada en la reseña redactada por Brèsillac y cuyo original se encuentra en los archivos de la Propaganda Fide. Sobre ésta reseña, ver "Journal 1856-1859, p. 12 y nota 7, AMA. Ver también "Documents de Missions et de Fondations", presentados por J. Bonfis, edit. Mediaspaul, 1985, p. 273, nota 56.

*2- Carta de Planque a Brèsillac, 23/5/1856

*3- Carta de Planque a Brèsillac, 10/6/1856

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