3 - HORA DE LA PARTIDA (2)
La respuesta de Monseñor De Brèsillac llega enseguida en una carta larga, cálida y hasta entusiasta. El futuro Fundador de las Misiones Africanas fue conquistado por la rectitud y simplicidad de su corresponsal y parece haber percibido inmediatamente el gran deseo de Agustín y lo impulsa a partir. "La perseverancia hasta su edad en el deseo de trabajar en la obra de las Misiones me parece ser un signo poderoso de vocación"..."su posición, los antecedentes que me hace conocer, todo me hacer creer que su vocación es segura." (*1)
Tambìen para el obispo, la gestión de Agustín tiene un carácter providencial ya que necesitará precisamente "a hombres como él, que no partirían inmediatamente, sino que esperando unìrsele más adelante, serían muy útiles para la nueva asociación."
"Dios que dispone de los hechos y de nuestro propio corazón como Él quiere...¿no habrá querido reservarlo a usted para la obra en la que medito?" (*2)
Desde ese momento todo parece transcurrir sin dificultades. De un lado como del otro, las cartas intercambiadas revelan que los contactos son excelentes. hacen pensar que, desde el primer instante, hubo una connivencia y una proximidad, "átomos ensamblados", entre Brèsillac y el joven Planque. Sus futuros se unieron enseguida en la confianza, la sinceridad y el afecto.
Tanto como la seriedad de Agustín que no toma su compromiso a la ligera, lo que transparentaba también en esa correspondencia es la libertad de espíritu en la cual parece evolucionar ahora que un camino se le ha abierto y que crece su esperanza de dejar el seminario en el otoño de 1856, antes del inicio escolar.
"Por la gracia de Dios y el designio particular de su Providencia, escribe al obispo, todo parece unirse a favor del proyecto que le he comunicado y en el cual ha tenido usted la bondad de animarme." (*3)
"Todo me hace desear, Monseñor, la pronta apertura de su casa...confío en que no habrá más obstáculos." (*4)
Pero llevado por una gran necesidad de equidad y de delicadeza, quiere arreglar los asuntos pendientes con las Misiones Extranjeras, la Sociedad de San Bertin y el obispo de Arras. En cuanto a la Tía Poupart, no le ocultará su partida pero le resultaría difícil no prometerle una visita casi todos los años.
*1 y *2- Brèsillac al Padre Planque, fin de mayo 1856, AMA y DMF, p. 157 y sig.
*3- Carta de Planque a Brèsillac, 10/6/1856.
*4- Carta de Planque a Brèsillac 3/7/1856
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